8.5.07

Tus males son los míos

Sin duda alguna, por lo que leo últimamente -menos de lo que quisiera-, ciertamente nos encontramos en un callejón sin salida.

Los que nos preceden en edad siguen enrocados en posiciones que, poco a poco, van esclerotizándose y no porque sus discursos hayan dejado de tener vigencia sino porque no se desarrollan de la manera adecuada.

Hay, por otro lado, otro discurso que, a estas alturas de la película, deja de tener sentido y es reflejo de un temor al vacío. Deben defender la españolidad de nuestra literatura -me pregunto, ¿si lo es, para qué cuestionarlo?- con ecos menendezpelayanos -Mircea Eliade, en su Diario portugués, define de manera exacta al polígrafo español-.

De todas maneras se trata únicamente de palabras y las palabras van cayendo en el vacío porque no se siembra. Quienes deberían hacerlo están demasiado preocupados en pasar a la posteridad. Por lo menos, que tengan fundamento se les pide.